“Si mi cartera es conservadora… ¿Por qué pierde más que una arriesgada?”

Imagine que le plantean la opción de elegir entre 10 carteras, ordenadas de menor a mayor riesgo, y que usted, que es muy precavido, se queda con la indicada para un perfil más cauto. Y que de pronto llega un año como 2022, con una guerra, con temor a una fuerte ralentización económica, con perspectivas de subidas de tipos… Esperaría que su cartera defensiva le protegiese mucho mejor que el resto, ¿verdad?

¿Por qué? Las carteras defensivas están cargadas de renta fija. Y, en muchos casos, de bonos de gobiernos, cuyos precios se han visto zarandeados por el cambio de ciclo de los bancos centrales ante la necesidad de poner coto a la inflación.

Muchos clientes todavía se sorprenden al ver caídas en renta fija, por el equívoco que les genera ese adjetivo. Pero al igual que ocurre con las acciones, aunque el interés que pague un bono sea constante, el precio sí se mueve y puede subir o bajar. Y cuando se empiezan a descontar subidas de tipos, los que están cotizados en los mercados en ese momento bajan (porque los nuevos que se emitan pagarán más intereses y, por lo tanto, los inversores los preferirán).

Justo en esas estamos ahora. “Desafortunadamente, lo que más ayuda es no tener renta fija, en este periodo tan particular en el que muchos inversores han entendido en carne propia que la renta fija no es fija”

“Si mi cartera es conservadora… ¿Por qué pierde más que una arriesgada?” (finect.com)

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